jueves, abril 27, 2006

Las reuniones de trabajo

Llevo toda la semana rezando porque pueda tener el "puente" libre. Mi jefe está en pleno proceso creativo, no deja de vomitar ideas y no controla el tiempo. Mi horario es, técnicamente, de 8 a 15, aunque como suele decirse, alguna vez hay que "pringar" por la tarde. Afortunadamente, éstas son las menos y el horario suele respetarse al 95%. Pero estas últimas semanas están siendo un poco duras, y a mi jefe sólo se le ocurre convocar reuniones por la tarde para perfilar un proyecto que tenemos entre manos. A la de ayer, no pude ir; pero para la de hoy no tengo excusa. Es a las 20.30 y sabe dios cuándo terminará. Por lo menos, a las 23. Estoy seguro de que mi jefe no sabe que pasado mañana es sábado, y menos aún que el lunes es festivo. En fin, también hoy rezaré para que se me respeten estos tres días libres que se avecinan.

Si todo sale bien, mañana saldré para Valencia. Hace un mes, le prometí a mi madre que la llevaría a ver a su familia. La verdad es que no será la típica visita familiar, en este caso estoy deseando verlos (es broma :-) ). Si el tiempo sigue así, incluso me daré algún chapuzón en las aguas del mediterráneo. La verdad es que estoy deseando relajarme un poco.

domingo, abril 23, 2006

Cumpleaños Feliz

Hoy es su cumpleaños. Ayer lo celebró. Lo pasó bien. Fue un buen día.

martes, abril 18, 2006

Semana Santa 2006

Merecida fama la de Jaén y sus olivos. La vista se pierde en el horizonte, relajada mirando los campos bien sembrados de olivos que darán el fruto cuyo jugo impregna con su olor a toda la provincia. Nada más cruzar el límite de provincia, se huelen las almazaras y el aceite de los olivos de Jaén.


En la capital, que aglutina esa cultura olivarera, destacan la catedral, de hermosa fachada, y el alcázar (desde donde tomé la foto de arriba).

Camino de Almería, bordeamos Sierra Nevada, que todavía retiene las nieves del pasado invierno. A medida que nos acercamos al destino, la temperatura sube hasta alcanzar unos agradabes 25 grados.

Ya en Cabo de Gata, a eso de las 7 de la tarde, nos dirigimos al cámping que habíamos consultado desde Cáceres para montar la tienda y demás aparejos. Completo. Es la primera vez que nos ocurre algo así en un cámping, ni siquiera en Sevilla en Semana Santa nos ha pasado algo similar. Tiramos de listín telefónico y llamamos a los cámpings de la zona. Todo completo. Algo desesperados, a las 8 de la tarde tomamos rumbo al norte de Almería, a la zona de Mojácar, donde vemos dibujado en el mapa 3 cámpins. Uno de ellos, el primero al que vamos, resulta ser un cámping fantasma en un pueblo fantasma (no logramos localizarlo), así pues pasamos a la opción Mojácar. Anochecía, llegamos a la puerta y un simpático alemán nos atiende y nos dice que tiene parcelas libres. Uf! Alivio! Montamos rápidamente la tienda y preparamos la cena.

Fue una bendición acampar en el cámping Los Quintos de Mojácar. Por el pueblo, por supuesto, que no pensábamos visitar y que nos quedó encantados. Y por el ambiente del cámping, muy tranquilo, muy limpio, con unas instalaciones magníficas y una piscina muy chula.


Mojácar, pueblo blanco de unos 5000 habitantes, está situado en lo alto de un cerro de unos 200 metros de altura. El placer de Mojácar es pasear por sus calles, descubrir todas sus esquinas y recobecos, asomarse a sus miradores a ver el mar y la curiosa vegetación de la zona. Y tomarse unas cañas sentado en una terraza, por supuesto.

El tiempo acompañaba, y los paseos por el parque del Cabo de Gata fueron realmente agradables. Con un paisaje como ése, a uno no le cansa ni el tiempo ni el físico. Técnicamente, Cabo de Gata es prácticamente un desierto. Pero los desiertos en primavera, con unas pocas lluvias, toman una vida insultante: las laderas de los cerros de cabo de gata estaban llenas de vegetación, de flores amarillas, lilas y rosas.


Y el mar ... el mar en cabo de gata también es un jardín. Accidentalmente, de casualidad, nos acercamos a una de las playas del parque. Era bastante inaccesible. Al llegar, nos llamó la atención el verde de las rocas que bordeaban el agua, y las algas que había en la zona. Saltando de roca en roca, y mirando cada vez más atentos el fondo, descubrimos una fauna y flora que hasta el momento sólo habíamos visto en los documentales de la BBC: anémonas, cangrejos, erizos de mar, algas de todos los colores, unos bichos rojos como tomates y con "patas" como las anémonas (no sé cómo se llaman), ... y todo al alcance de la mano. Por supuesto no tocamos nada, más que por respeto, por miedo a lo que nos podían hacer esos desconocidos bichos. Las bolitas negras que se ven en la foto son erizos de mar.

Bueno, con esto terminaron las mini-vacaciones de la Semana Santa de 2006. Llegué a casa un poco quemado por el sol, medio costipao, con un herpes labial y extenuado ... ¡Han sido unas de las mejores vacaciones de mi vida!

lunes, abril 10, 2006

Lunes Santo

Empiezo el día con prisa. Como de costumbre, el despertador gruñe a las 7 A.M. Suenan a la vez la radio y un pitido intermitente de bastante intensidad. Es lunes, ayer me acosté a la 1.30 después de una copiosa cena china y no me apetece levantarme. Aguanto 20 minutos más en la cama, tras los cuales me levanto cual alma que lleva el diablo, preparo mi zumo de naranja, engullo un sobao, me visto y adecento y cojo el coche rezando porque no haya mucho tráfico. Es lunes santo, la gente debería estar de vacaciones ya ...

... ya me voy dando cuenta de que siempre queda algún imbécil como yo que trabaja estos días, y el que queda siempre es el más lento y va delante de ti. Por supuesto, va delante en una zona de un solo carril, con lo que no puedes adelantar y no te queda más que esperar pacientemente. Después de correr más de lo debido, llego al curro sólo 3 minutos tarde. Y aquí estoy ahora, revisando correos, mandando informes y escribiendo este post en mi blog.

Todos los años, por estas fechas, me acuerdo de cuando tenía 10 ó 15 años menos. Pasábamos las vacaciones en el pueblo de mi madre, al sur de Portugal. En realidad no era un pueblo, era una aldea. Preciosa. Cuatro casas blancas, una iglesia (también blanca, por supuesto) regentada por una monja que suplía a un cura ciego (monja a la que llamaban "la padra"), una cafetería y una taberna/tienda (por un lado taberna, por otro tienda), ochenta perros y cuarenta personas. Dos de estas personas, las más especiales para mi, eran mis abuelos. La vida en casa de mis abuelos transcurría entre la cocina durante el día y el patio (o quintal) durante la noche. La casa era de estancias muy amplias y altos techos, construidos con teja y una base de troncos de madera y cañas que sujetaban las tejas. Las paredes eran muy anchas, perfectas para retener el frescor de la noche y soltarlo durante el día. Mi habitación quedaba en zona de paso, tenía dos puertas que si se abrían en la hora de la siesta permitían que circulara una agradable brisa que irremediablemente te conducía al más profundo de los sueños. Recuerdo cómo mi abuela, con su sempiterno delantal, nos preparaba el desayuno con colacao y tostadas doradas en las brasas de la lumbre y mantequilla mimosa. Eran las mejores tostadas del mundo, no creo que en mi vida vuelva a probar otras así. Manos sabias y trabajadoras las de mi abuela. Y suaves, increíblemente suaves. Como ella. Recuerdo cómo mi abuelo, después del desayuno, salía al quintal a regar sus frutales, las patatas, zanahorias, tomates, pimientos, cebollas, etc. A continuación, repartía con un cacito un poco de pienso para las gallinas, patos y pavos y recogía los huevos que hubieran puestos las gallinas el día anterior, dejando uno o dos para incitarles a poner más. Esos bichos comían pienso y lo que nosotros dejábamos en el plato. Me encantaba verlos comer. Los pobrecitos parecían felices con mis visitas, a pesar de que irremediablemente uno de ellos caía en combate para celebrar nuestra llegada. Especialmente aparatosa era la muerte de los pavos. Yo acompañaba a mi abuelo en todo el proceso: primero acorralaba al pavo en el quintal y lo cogía por las patas. Después, emborrachaba al animalito (creo que con anís, pero es posible que fuera vino o cualquier otra cosa), le daba un certero corte en el cogote y dejaba que manara la sangre sobre un barreño. A continuación, lo escaldaba en un cubo y lo desplumaba. Por último, lo limpiaba extrayendo vísceras y demás porquerías no comestibles (pocas, la verdad) y el bicho quedaba listo para ser engullido. Mi prima, que tambíen solía ir en esas fechas, huía de esos actos de alegría con los que mis abuelos celebraban nuestras visitas. Pero a mí me encantaba acompañarlo.

Recuerdo los dulces típicos de Pascua, unos bollos muy contundentes, con un huevo cocido en su interior, pintado de colores; y almendras recubiertas de azúcar endurecido, también coloreado. Era costumbre regalarlos a los vecinos y a los familiares que venía a visitarlos.

Estas visitas en vacaciones, en Semana Santa, verano y Navidad, duraron lo que duraron mis abuelos. Ya no existe la casa, lo cual tiene bastante sentido, porque si era así de acogedora, así de hogar, lo era precisamente por su presencia. Todo esto sigue, por supuesto, intacto en mi recuerdo.

lunes, abril 03, 2006

O Infante

Como te prometí, Bea, te pongo la letra de la canción que elegí para tu CD "Once upon a time ...".

O Infante (Fernando Pessoa)

Deus quer, o homem sonha, a obra nasce
Deus quis que a Terra fosse toda uma
Que o mar unisse, já não separasse
Sagrou-te e foste desvendando a espuma

E a orla branca foi
De ilha em continente
Clareou correndo até ao fim do mundo
E viu-se a terra inteira, de repente
Surgiu redonda do azul profundo

Quem te sagrou, criou-te português
Do mar e nós em ti nos deu sinal
Cumpriu-se o mar e o império se desfez
Senhor, falta cumprir-se Portugal

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El Infante (Fernando Pessoa) (Trad. Chisco).

Dios quiere, el hombre sueña, la obra nace
Dios quiso que la tierra fuese toda una
que el mar uniese, ya no separase
te bendijo y fuiste desliando la espuma.

Y la ola fue
de isla en continente
se difuminó, corriendo, hasta el fin del mundo
Y se vio la tierra entera, de repente
surgir redonda del profundo azul

Quien te bendijo te creó portugués
del mar y nuestro en ti nos dio señal
Se cumplió el mar y el imperio se deshizo
Señor, falta cumplirse Portugal!


Nota del Traductor:

- En realidad, orla no significa ola, pero creo que en este contexto con ola se entiende mejor.