sábado, diciembre 10, 2011

Me duele Portugal

Me duele en el alma. Tanto o más como me podría doler España. Más, porque de niño me dio tiempo a ver los restos de la miseria, de la pobreza y del hambre de siglos de injusticia. Portugal ha vivido apenas 20 años, en el siglo XX, sin esa miseria tan explícita. 20 años "por encima de sus posiblidades", según nos dicen "los mercados".

Me duele Portugal como dolía en los años 70, cuando el germen de la lucha por fin salió al exterior. Hay que volver a hacerlo, y quizás (seguro) no solo en Portugal.

Grandola vila morena (versión de Gómez Naharro)

Grandola vila morena (original de Zeca Alfonso)


Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade

Grândola, villa morena
Tierra de fraternidad
El pueblo es quien más ordena
Dentro de ti, oh ciudad
Dentro de ti, oh ciudad
El pueblo es quien más ordena
Tierra de fraternidad
Grândola, villa morena
En cada esquina, un amigo
En cada rostro, igualdad
Grândola, villa morena
Tierra de fraternidad
Tierra de fraternidad
Grândola villa morena
En cada rostro, igualdad
El pueblo es quien más ordena
A la sombra de una encina
De la que ya no sabía su edad
Juré tener por compañera
Grândola, tu voluntad
Grândola, tu voluntad
Juré tener por compañera
A la sombra de una encina
De la que ya no sabía su edad

4 comentarios:

José Manuel dijo...

Te imagino viendo ahora mismo "Capitanes de abril".

Recuerdo de pequeño que nos decía mi profe de sociales, que sabíamos más de lo que pasaba a mil kilómetros de aquí que a cuarenta, simplemente pasando la raya. Portugal, por desgracia, ni es un país grande, ni tiene grandes recursos naturales, ni importantes zonas agrícolas. Y tiene el problema que ha tenido siempre, está después de España. No tiene ventajas. Si las tiene, se diluyen aquí. ¿Por qué montar una fábrica allí si un poco más cerca, en España, los costes son similares y las distancias a centroeuropa menores?
La industria portuguesa se basaba normalmente en precios bajos (las famosas toallas) y pocos (ninguno) productos electrónicos, y ha sucumbido ante la globalización. Nosotros lo tenemos mal, pero, por desgracia, ellos lo tienen peor. Y el problema es que nosotros empezamos la crisis en el 2008, ellos ya estaban en crisis:
http://ocellum.blogspot.com/2007/03/la-crisis-econmica-del-norte-de.html
Me da la sensación que desde 1998 no volvieron a levantar cabeza.
Suerte, Portugal.

Chisco dijo...

Saludos, José Manuel.

El problema de Portugal, del Portugal que yo viví en los 80 (y del de antes, del que vivió mi madre y mis abuelos) es clásico, es el de siempre: la gente del campo (Portugal es, sobre todo, campo) subsistía, comúnmente malvivía y penaba lo que no está escrito para llevarse algo a la boca. Yo esto lo he vivido y lo he visto hasta en los primeros noventa: recuerdo a mis abuelos, en su aldea, dando comida a gente que las pasaba canutas. Y recuerdo especialmente un día en el que un orgulloso niño, acompañado de su padre, rechazó un pedazo de pan con chorizo que le ofreció mi abuela, a lo que ella dijo: "tener hambre no es ninguna vergüenza, hijo" (ter fome nao e nenhuma vergonha, filho"). El niño cogió entonces el bocadillo y lo comió.

Enfrentada a esta realidad, la opulencia de unos pocos milmillonarios que acaparaban las riquezas del país (que existen). Pero tradicionalmente, el campo emigraba a Lisboa o a Porto: en las aldeas no había nada, si acaso una "escola primaria" para enseñar a leer y escribir a los niños, y ya está. A partir de los 90, las "migajas" que los de arriba dejaban (que les obligaron a dejar, más bien) y el asentamiento de la democracia (que, sobre todo, lo que debe hacer es favorecer un reparto más justo de la riqueza del país) mejoraron las condiciones del resto de la población: la gente del campo podía quedarse en sus aldeas, porque su trabajo se veía justamente recompensado. Ahora, "los de arriba" vuelven a apretar y, si no lo remediamos, volverá la época de los niños que, a regañadientes, aceptarán los bocadillos de chorizo para matar el hambre.

Chisco dijo...

P.D.: José Manuel, enhorabuena por tu niña :-)

José Manuel dijo...

Gracias, Chisco. La verdad, que la segunda se cría sola, ya no le hacemos el mismo caso.

Desconozco la realidad del campo en Portugal -lo que decíamos, sabíamos lo que pasaba a 1000km de distancia, pero a 40 era otro planeta-, sí recuerdo en mi parte de la raya que los pueblos eran más pobres cuanto más cerca estaban de la frontera, y por el otro lado, bueno, eran aún mucho peores.
Espero que no volvamos a lo de no tener para comer.