viernes, enero 17, 2020

No nos merecemos un gobierno que nos mienta

A causas del título de mi entrada cayó el nefasto gobierno de Aznar por no saber afrontar la crisis de los atentados de Atocha y el pozo. A mí esta máxima me vale tanto para la izquierda como para la derecha, me da igual el color de quien gobierne, lo que tomo en cuenta es su honestidad y su eventual falta de vergüenza. Así de rarito que soy. Odio el sectarismo y la defensa a ultranza de "los míos", que por afinidad ideológica deberían ser los socialistas.

Pues bien, resulta que nos ha caído en desgracia, a mi entender, uno de los presidentes de gobierno más mentirosos y caraduras de la democracia en España. Igual es porque las hemerotecas en la actualidad son más accesibles, pero es que el interfecto se prodigó antes de las últimas elecciones en todos los medios hablando de lo que haría tras ganarlas (más o menos se sabía que las iba a ganar) y ha tenido a bien en hacer justamente aquello que juró y perjuró que no iba a hacer una vez ganadas. Digo yo que podremos pedir que rinda cuentas sin que nadie nos acuse de fascistas, de agoreros o de traidores. Pues no, aquí la mayoría del personal simpatizante con este tipo de ideas se ha puesto a justificarlo y a lamer el culo a este PSOE mentiroso que no ha tenido ni siquiera la decencia de salir a explicar el porqué de este cambio radical de postura y de rumbo. Al menos eso. El presidente del gobierno, él y no otra persona, debería explicar claramente por qué ha cambiado de posición, por qué ha pactado con quien dijo que no iba a pactar jamás, por qué ahora sí le coge el teléfono a Torra, por qué recibe a Rufián y compañía, por qué ha hecho suyo parte del argumentario de la izquierda insolidaria en el tema catalán, por qué ... Todo el mundo tiene derecho a cambiar de idea, a cambiar de posición en función de la realidad que le rodea, es evidente. Pero yo tengo derecho a que se me expliquen los motivos, pues deposité mi voto en la urna (inocente!) con una idea bastante clara de cuáles eran las futuras intenciones del PSOE que tan bien Pedro Sánchez y compañía habían explicado durante la precampaña. Y aquí sigo, esperando una explicación que no llega ni llegará. Y aquí sigo, intentando hacer entender a quien me lo pregunta que en España hay millones de ciudadanos que han optado por opciones de derecha o de centro con los que impepinablemente habrá que entenderse aunque algunos de "los míos" (ideológicamente hablando) sigan instalados en la "guerra de trincheras" (sí, los del otro lado también). Afortunadamente, aún el marco legal español (como el de cualquier país que se tenga por civilizado) requiere de amplias mayorías para la reforma o aprobación de leyes fundamentales (2/3 de los parlamentarios, ya sean regionales ya sea el nacional) por lo que ese diálogo y consenso del que hablo no sólo es necesario y deseable, es que es forzado.

No aguanto que se nos tome el pelo, que se nos mienta a la cara, no soporto que se nos trate como a menores de edad, creo que es uno de los mayores daños que se le pueden hacer a la democracia. Es gasolina para ese populismo que tanto dicen odiar y del que cada vez están más cerca. Ahora, que la alternativa es acojonante... un Pablo Casado que no le llega ni a la altura de las piedrecitas que pudiera tener Rajoy pegadas en la suela de sus zapatones... ¡Cómo estará la derecha para que algunos echemos de menos la templanza y cortesía de Rajoy! Pues está como está... echada al monte e instalada en la trinchera. Así, mal vamos. Muy mal. Se está sembrando el germen del odio y de la intransigencia y, una vez arraigue, a ver quién lo poda. Espero que no salgamos todos trasquilados.