miércoles, enero 28, 2009

Lo que más me asusta de la crisis

No son las consecuencias económicas de la misma, sino el cada vez menos inverosímil riesgo de una precarización muy importante de la clase media. Me refiero a la clase media de lo que venimos en llamar Occidente. Los 60 años de paz que hemos tenido todo este tiempo tienen mucho, muchísimo que ver con la estabilidad de una enorme masa social (la "clase media"). ¿Qué ocurrirá si la masa se empobrece? Después de la pobreza económica puede venir la pobreza moral y, entonces, tampoco será descabellado pensar que los buitres políticos provoquen, empujados por la descorazonada masa, una catástrofe como la que vivimos en el siglo pasado.

lunes, enero 26, 2009

Ya estamos en el 2009

El invierno, como acostumbra en estas latitudes, está siendo molesto: Cáceres no es una ciudad especialmente fría, pero los Cacereños están acostumbrados a inviernos en los que el viento y la lluvia les hace estar encogidos cuando caminan por las calles. La palmera que veo por la ventana de mi despacho sigue agitando violentamente sus brazos ante el soplar del viento, pero la Primavera está cada vez más cerca, y esto es siempre una buena noticia para mi agradecido cuerpo, que revive como lo hacen las yerbas (buenas y malas) y flores del campo cuando reciben los primeros rayos (cálidos) del sol de Abril.

Y mientras llega la Primavera, avanzan los preparativos para dejar las cosas atadas en la Cooperativa. Ya escogimos al candidato que me sustituirá cuando marche a la Junta de Extremadura. Estoy seguro de que me dejará en buen lugar. Mi idea es, tres o cuatro semanas antes de mi fecha de incorporación, dejar la Cooperativa y dedicarme a pasear, a montar en bici, a ver más a mis sobrinos y a mi familia, a salir con mis amigos y a adaptarme al nuevo cambio que se avecina.

Diciembre y Enero han sido (muy) complicados, mucho trabajo para dejar las cosas a punto y mucho nerviosismo entre mi gente, que acude a mí para todo (lo entiendo) y me desborda mucho más a menudo que de costumbre. He estado cansado, realmente cansado, pero creo que ya entro en el punto en el que todo está listo y no queda más que supervisar pacientemente a mi sucesor. En un més, espero, estará listo y podré abandonar el barco. Hasta entonces, creo que toca despedirse en condiciones, lentamente, sin "abrupteces". Sin que se den cuenta.