martes, noviembre 19, 2019

Desgobierno

Todavía no me acostumbro a las mentiras y enormes tragaderas de muchos de nuestros políticos. Lo que un día antes del 10 de octubre era un pacto imposible y no deseable para Pedro Sánchez, hoy se convierte en, según él, la única opción posible para desbloquear la situación. A mí los argumentos que daba el PSOE con Sánchez a la cabeza para no pactar con Unidas Podemos (UP) me parecían bastante razonables. Los hechos los delatan: reniegan de un "régimen" (el del 78) que con sus errores (especialmente en corrupción) ha dado a España más de 40 años de prosperidad y bienestar. En ninguna otra época estuvimos, en general, tan bien como durante estos 40 años. UP, como digo, reniega activamente de este régimen democrático hasta el punto de estar convencidos de que, en realidad, no es tal democracia, pues consideran que hay personas encarceladas por sus convicciones políticas (los líderes independentistas). Los líderes de UP, especialmente su cabeza visible, no esconden su ideología y defienden sin rubor alguno dictaduras o regímenes pseudodemocráticos por el mero hecho de llevar en su ideario los principios de la izquierda (Bolivia, Venezuela, Cuba, etc). Reniegan del pacto que el partido comunista de España firmó en la transición del 75 según el cual se aceptaba que el régimen político que iba a plasmar la nueva Constitución que sería llevada a referéndum en el 78 sería la monarquía parlamentaria. También aceptaron la bicolor como la bandera oficial de España. Unidas Podemos es un partido antiguo. Tan antiguo como el comunismo, el estalinismo y el leninismo. Al igual que éstos, ven traidores por todas partes. No se equivoquen: silenciarán sus objetivos máximos (el desmantelamiento del sistema) al estar en minoría en el gobierno. No hablarán en público de "presos políticos" ni de organizar referéndums de autodeterminación en País Vasco o Cataluña. Pero ahí está su verdadero ideario, latente por el momento.

Idealmente, sería estupendo que toda la radicalidad que hay en UP se diluyera con el pacto con el PSOE. Que aceptaran de una vez por todas las reglas del juego sin rodeos y dejaran de bordear continuamente el acatamiento de nuestras normas. Pero claro, eso para comunistas de la vieja escuela como Garzón o Iglesias es harto difícil. Ellos son la superioridad moral hecha carne. Ojalá suceda, ganaríamos todos.

Por otro lado, tenemos a los del "no es no". Primero, al dimitido Rivera, salvapatrias de tres al cuarto que tuvo la oportunidad de centrar y desbloquear al país. Segundo, a Casado, que ha aprendido muy bien de Sánchez eso del "no es no". Rivera ya tiene, parece ser, sucesor. Sucesora en este caso: Arrimadas. Sucesora en todos los sentidos, pues por sus últimas declaraciones continuará con la misma política suicida en Ciudadanos: "no es no". Para partido nacionalista y liberal (en lo económico) los electores ya tienen a VOX, por lo que es bastante previsible que, en estas circunstancias, ciudadanos esté condenado a la desaparición. Sí, ya sé que Ciudadanos es más que un partido nacionalista y que en su ideario moral (legislación LGTBI, violencia de género, etc.) no tienen nada que ver con VOX, pero en un entorno tan polarizado como el que vivimos "gracias a" la revolución antidemocrática de Cataluña, el nacionalismo pasa a un primer plano. ¿Qué se puede esperar de quienes (Rivera y Arrimadas) prefirieron que Barcelona tuviera un alcalde independentista (Maragall, de ERC) a que lo fuera Colau? ¿Qué se puede esperar de quien, ante la pregunta "susto o muerte", elige "muerte"? ¿Qué se puede esperar de quien elige, de entre todas las opciones posibles, la peor? Yo se lo diré: no podemos esperar nada. Absolutamente nada.

Casado tiene de estadista lo que Sánchez. El PSOE sí que es un partido de Estado, como demostró haciéndose el hara-kiri al expulsar a Sánchez para, de una vez, desbloquear la situación en la que nos encontramos en unas elecciones que había ganado claramente el Partido Popular y para lo que no había otra alternativa más que el gobierno del PP. ¿Sería capaz de hacer lo mismo el PP? Lo dudo. Y mientras nos hallamos en estas, seguiremos en manos de los que no creen en la democracia española, ya sea sibilinamente como Unidas Podemos, o abiertamente como ERC. Yo sí creo en la democracia española. Creo tanto que, pese a que al final el gobierno de España dependa de la abstención de ERC, por mucho que quiera UP si hay una reforma constitucional esta jamás ninguneará al centro-derecha español, pues deberá contar con su obligado consenso para que pase todos los filtros legales y de mayorías. Éstos, los de UP, serían capaces de redactar una constitución "de izquierdas" y quedarse tan anchos. Yo me considero de izquierdas y en esa dirección va siempre mi voto, pero el cambio de la ley máxima de un país requiere del más amplio consenso posible y esto incluye, por supuestísimo, al centro-derecha democrático (no incluyo a VOX).

Seguimos a la espera, otra vez, del capricho de los que quieren terminar con el régimen, del capricho de ERC, para ver si el resto de la inmensa mayoría de españoles que no hemos votado independentismo tenemos, de una vez, un gobierno que se ocupe de lo importante. Estoy convencido de que si sale adelante el pacto UP-PSOE, la consolidación y avance en el plano social será enorme y eso será bueno. Pero tengo muy serias dudas en lo que se refiere al plano territorial, lo cual también puede afectar al campo de los derechos de los españoles, pues serán más o menos en función de dónde vivan. Esperemos acontecimientos y recemos porque salga adelante la menos mala de las opciones posibles.

lunes, octubre 14, 2019

Extremismos

Vuelvo, otra vez, huyendo del lodazal de Facebook en el que la autocensura que me aplico alcanza cotas que ningún cerebro medio sano podría aguantar. La mayoría de las veces aplico la autocensura para no caer en discusiones estúpidas con familia o amigos, discusiones que, dicho sea de paso, en el cara a cara serían mucho más racionales pero que, sin saber por qué, en facebook se convierten en navajeras. Y yo ya no estoy para sacar la navaja, nunca me gustó. De hecho, no la saco. La envaino en pos de la amistad y el amor familiar.

A cuentas del patio político patrio, observo triste cómo cada vez más el personal se enroca en su respectivo extremo e idolatra con pasión las "verdades como puños" que sueltan el Abascal o el Iglesias de turno. Observo también no pocos casos de sujetos que no muchos años atrás enarbolaban orgullosos la bandera del extremo opuesto y que, por arte de birlibirloque, se pasan ahora a la trinchera de enfrente con no menos ímpetu. Un día son víctimas del totalitarismo de derechas, perseguidos por los fascistas y al día siguiente son víctimas del totalitarismo de izquierdas. Qué dura debe ser la vida siendo un eterno perseguido, una eterna víctima. ¡Hay que ver con los conversos!

Desconozco, de verdad, el remedio para que las democracias modernas se defiendan de los iluminados que vienen a vendernos el paraíso aunque sea a costa de expulsar, reconvertir o reeducar al resto de la población que no piensa como ellos. Y que, claro está, no son españoles como debe ser. Bajando más a lo concreto, que es a lo que he venido a MI espacio, tenemos por un lado a Abascal rodeado por secuaces como Ortega Smith y compañía que le hacen el trabajo sucio. Abascal es un tipo que hasta puede caer bien en el tú a tú (¡que se lo digan a Pablo Motos!) y que tiene la habilidad de soltar soflamas que a más de uno pueden hacerle "tilín": "España para los españoles", "los extranjeros que vengan no pueden tener más derechos que los de aquí", "lo de Cataluña y el País Vasco se solucionaba suspendiendo autonomías y metiendo al personal en chirona y enviando el ejército si hace falta", etc. Bravuconadas que muchos compran sin pararse a pensar en que un Estado de Derecho, por encima de todo, es garantista y no permite hacer las cosas por las bravas ... que a mí también me dan ganas a veces pero mire usted, no se puede. Por su bien y por el mío. Detrás de esa costra de patriotismo o patrioterismo, como prefieran, se esconde un extremista totalitario que pretende acabar con la democracia y los derechos y libertades individuales de los que no son como ellos. Así de simple y así de claro. Por más que quieran blanquearlo. No lo duden.

Y luego tenemos al otro lumbreras y sus secuaces: a Pablo Iglesias. Representante de un partido con no pocos elementos defensores del estalinismo-leninismo y, por tanto, del totalitarismo más bestia. O del anarquismo y la destrucción del estado, directamente. ¡Anda! ¿Pero la izquierda no es siempre buena y defiende la libertad, la igualdad y los derechos de los trabajadores? Pues no, oiga. Resulta que existe una izquierda que quiere imponer su visión como la única lícita y verdadera, moralmente superior. Y que trata al que no piensa como ellos como un desinformado o, directamente, como un imbécil. O como un fascista. Conmigo o contra mí. Ese es el lema. Quienes me conocen saben que tiro para la izquierda, sí. Pero conmigo no va eso de que "no hay cosa más tonta que un obrero de derechas". Pues no. Conozco a muchos obreros que votan derecha a conciencia (derecha moderada) y muy bien que me parece. Y muy necesario. Yo huyo como de la peste de esta caterva de salvapatrias que consideran que, si hace falta, es lícito saltar por encima de la ley, de la constitución y de lo que sea ya que ellos tienen la fuerza moral que les exime del obligado cumplimiento de la ley que define a las democracias modernas. De ahí su tibieza con asuntos como el terrorismo etarra (los que matan son de la izquierda abertxale, o sea, de "los nuestros") o con el separatismo catalán ("votar es siempre democracia, lo que decida un parlamento es siempre democracia aunque se salte la ley ...") o con tantas otras causas que son justificables siempre que las perpetren "los suyos". Un señor, Pablo, y su partido, incapaces de respetar los símbolos e instituciones de su país como la monarquía y, no digamos ya, la bandera. Sobre la monarquía no me refiero a que no puedan defender la instauración de una tercera república en España (o una IIª república bis, que parece que es lo que quieren ...) ¡faltaría más! Me refiero a que, hoy, la forma del Estado es una monarquía parlamentaria y el mismo respeto que exigiría para un hipotético presidente de la república es el que pido para el Jefe del Estado actual, el Rey.

Y, en medio de esta vorágine, los moderados. Los que espero y deseo que sean mayoría. Los moderados que votan derecha o que votan izquierda, me da igual. Que soportamos las soflamas y bravuconadas que sueltan los de un lado y los de otro, y que estamos ya un poco hasta los cojones de que nos llamen tibios, o tontos, o imbéciles o traidores. Que vemos el peligro real de que estos representantes del pensamiento único, de la moral única y del todo único toquen poder y aglutinen aún más al personal en un de los extremos, que me da igual cual sea porque me dan el mismo miedo tanto los unos como los otros. Porque son lo mismo: totalitarismo puro y duro.