martes, octubre 26, 2010

Una de zombies

No todo va a ser política, ¿no?

Dead Set es una de las mejores creaciones sobre zombies que he visto. A la altura de 28 días y 28 semanas después. Es una miniserie de 5 capítulos. La acción comienza en el set de grabación del Gran Hermano inglés. A partir de ahí, ya os podéis hacer una idea de lo que ocurre...

miércoles, octubre 20, 2010

Otra música en el parlamento

La de IU-ICV. Hay que buscar mucho para encontrar este tipo de opiniones, que existen, pero que no salen a menudo en la tele.

Respuesta de IU al plan de reducción del déficit de Zapatero

La eterna víctima

Esperanza Aguirre, tan amante de la libertad ella, se quejaba de las preguntas de Ana Pastor, magnífica (para mí) periodista de TVE. La sigo habitualmente y me parece bastante objetiva (es igual de "puntillosa" con todos sus invitados). Como muestra, un botón:

Ana Pastor en TVE

sábado, octubre 16, 2010

Francia, otra vez

Aquí no pasa nada. En España todo el mundo es feliz y no hay problemas.

ABC

El mundo

El país

Público

NY Times

lunes, octubre 04, 2010

No llevan maletas de cartón

No se van en trenes con maletas de cartón pero llevan sus bienes más preciados: un portátil, un móvil de última generación regalado por un familiar o conseguido a base de una lucha de puntos sin cuartel. Suelen tomar un vuelo de bajo coste, cazado pacientemente en las redes de Internet. Se van a hacer un máster, o han logrado una mal llamada beca Erasmus que costará a la familia la mitad de sus ahorros. Otras veces van a hacer de au-pair, de auxiliar de conversación, o a cualquier trabajo temporal. La familia va a despedirlos a la puerta de embarque y mientras se alejan disimularán unos su pena y otros su incipiente desamparo. "Es por poco tiempo -se dicen-. Dominarán el idioma, conocerán mundo... Regresarán en pocos meses".

Hasta hace poco era un privilegio de los nuevos tiempos que les permitía gozar de una libertad sin límites, de un mundo sin fronteras, de una capacidad casi infinita de aprendizaje... Hasta que llegó la crisis y la maleta pareció distinta, la espera en la fila de embarque más embarazosa, la despedida más triste y el fantasma de la ausencia definitiva más cercano.

No. No llevan maletas de cartón, ni hay aglomeraciones en el andén de la despedida. No se marchan en grupo, sino uno a uno. Aparentemente nada les obliga. Ha sido una cadena invisible de acontecimientos. Estuvieron allí hace unos años, o tienen una amiga que les ha informado de que puede encontrar algún trabajo con facilidad. No pagarán mucho, eso es seguro, pero podrán ganarse la vida con cierta facilidad... A fin de cuentas aquí no hay nada.

Y se marchan poco a poco, sin alboroto alguno. Un goteo incesante de savia nueva que sale sin ruido de nuestro país, desmintiendo la vieja quimera de que la historia es un caudal continuo de mejoras.

No hay estadísticas oficiales sobre ellos. Nadie sabe cuántos son ni adonde se dirigen. No se agrupan bajo el nombre oficial de emigrantes. Son, más bien, una microhistoria que se cuenta entre amigos y familiares. "Mi hija está en Berlín", "se ha marchado a Montpellier", "se fue a Dubai" son frases que escuchamos sin reparar en el significado exacto que comportan. Escapan a las estadísticas de la emigración porque suelen tener un nivel alto de estudios y no se corresponden con el perfil típico de lo que pensamos que es un emigrante. Quizá en las cuentas oficiales figuren como residentes en el extranjero, pero deberían aparecer como nuevos exiliados producto de la ceguera de nuestro país.

En los tiempos de crisis que detallan cada euro gastado nadie computa los centenares de miles de euros empleados en su formación y regalados a empresarios de más allá de nuestras fronteras con una torpeza sin límites, con una ignorancia sin parangón. Menos aún se cuantifican el esfuerzo de sus familias, las ilusiones perdidas y sus sueños rotos en mil pedazos.

No llevan maletas de cartón, pero componen un nuevo éxodo que azota especialmente a Andalucía, que dispersa a nuestros jóvenes por toda Europa y gran parte del mundo, que nos priva de su saber, de su aportación y de su compañía. Pero, aparentemente nadie se escandaliza por esta fuga de cerebros, lenta pero inexorable, que nos privará de muchos de nuestros mejores talentos. Nadie protesta por esta nueva oleada de exiliados que son una acusación silenciosa del fracaso y de engaño. Se van en silencio por el túnel de embarque en el que les alcanzará la melancolía por la pérdida temprana de su tierra.

No son, como dicen, una generación perdida para ellos mismos. No son los socorridos ni-nis que sirven para culpar a la juventud de su falta de empleo. Son una generación perdida para nuestro país y para nuestro futuro. Un tremendo error que pagaremos muy caro en forma de atraso, de empobrecimiento intelectual y técnico. Aunque todavía no lo sepamos.


Leído en el pais

Conozco a muchos de ésos que han salido de España sin maletas de cartón, buscando labrarse un futuro mejor del que aquí les ofrecían. "Mano de obra" muy cualificada, y que va a crear valor y mostrar su talento a otros países. Mientras aquí, en España, nuestros políticos y muchos empresarios sigan convencidos de que los sueldos que se nos pagan son demasiado altos, el goteo continuará incesante. No me valen historias de productividad, porque en su gran mayoría no son ciertas. Sobre todo cuando se miden en tiempo, que es la peor medida de la productividad. Conozco pocos trabajos más productivos (o más potencialmente productivo) que los técnicos, que es el mundo del que procedo. Pero eso no importa. En españa todo el mundo cobra demasiado. Café para todos. Solo que esta vez no es café, es una hondonada de hostias.